Yo no lucho contra la melancolía; después de la ociosidad, es el mejor de los males.
Nada se parece tanto al altar, como una tumba.
La multitud, ese juez grosero y vil…
El hombre sólo ha nacido para poseer un rincón de tierra, para construir su nido y vivir un día.
¡Ah, el odio!, ¡el odio! La única pasión que sobrevive a la esperanza.
Si no puedes llegar a la generosidad del perdón, refúgiate en el olvido.
El olvido llega al corazón como a los ojos el sueño.
Orgullo, el más fatal de los consejeros humanos.
El olvido llega al corazón como a los ojos el sueño.