Los hombres exigen al amor que se revista de forma y de colores: necesitan ver lo que aman.
La compasión del rico hacia el pobre me parece injuriosa y contraria a la fraternidad humana.
Será siempre mejor, comprender poco que comprender mal.
Si lo conocieras todo, no podrías soportar la vida un segundo, los sentimientos que parecen apacibles y tolerables se alimentan de la ilusión.
Es una enorme simpleza la máxima «conócete a ti mismo». Nunca nos conoceremos ni conoceremos a nadie. Crear el mundo es menos imposible que comprenderlo.
Los únicos medios que deberían emplearse para corregir al hombre son la mansedumbre, la magnanimidad y la clemencia.
Las ideas de la víspera hacen las costumbres del mañana.
Llamamos buenas costumbres a las costumbres habituales; malas costumbres a aquéllas a las cuales no se está acostumbrado.
El azar es tal vez seudónimo de Dios, cuando no quiere Él poner su firma.