El primer deber del hombre es desarrollar todo lo que posee, todo aquello en que él mismo pueda convertirse.
Un rey derrotado siempre es un rey; pero un revolucionario derrotado es un rebelde o un traidor.
Todo deseo estancado es un veneno.
Nada de acción sin disciplina.
Lo difícil en una discusión no es defender nuestra opinión, sino conocerla.
El arte de envejecer es el arte de conservar alguna esperanza.
El sufrimiento despierta al espíritu, el infortunio es el camino de la sensibilidad y el corazón crece en la congoja.
Después de alcanzado el éxito, todos olvidan las cualidades con que lo alcanzaron.
Es un gran signo de generosidad admirar generosamente.