El absurdo, bien presentado y lanzado audazmente, tiene a veces un extraño poder.
Lo que se ha de empeñar, mejor que se venda.
Se necesita mucho ingenio para hablar bien, pero para escuchar bien basta la inteligencia.
Más fácilmente perdonamos las injurias por olvido que por generosidad.
Más fácilmente perdonamos las injurias por olvido que por generosidad.