Los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto; los treinta siguientes, el comentario.
El entendimiento natural puede suplir a la cultura, pero ésta nunca puede suplir a aquél.
Nadie es realmente digno de envidia.
Pedir la inmortalidad para el hombre es querer perpetuar un error al infinito.
Esperar vale tanto como confundir el deseo de un acontecimiento con su probabilidad.
Todo lo que ocurre, desde lo más grande a los más pequeño, ocurre necesariamente.
La filosofía muchas veces no respeta nada, pero ahorra mucho.
En la vejez se aprende mejor a esconder los fracasos; en la juventud, a soportarlos.
Lo que turba y hace desdichados los años de la juventud es la caza del bienestar, emprendida en la firme creencia de que se le puede encontrar en la vida.