¿Cuál puede ser la vida que comienza entre los gritos de la madre que la da y los llantos del hijo que la recibe?
No es menester arte donde basta la naturaleza.
No es necio el que hace la necedad, sino el que, hecha, no la sabe encubrir.
El que no reconoce al necio nada más al verlo, debe ser un necio también.
Las grandes novelas son purificadoras porque en ellas se libera el ánimo de la ilusión de cada felicidad individual.
Los ignorantes son muchos, los necios son infinitos; y así el que los tuviere a ellos de su parte, ése será señor del mundo entero.
Has de caminar por los espacios del tiempo hasta el centro de la ocasión.
A menos palabras, menos pleitos.
La mayor perfección pierde por cotidiana y los hartazgos de ella enfadan la estimación y empalagan al precio.