El tiempo libra a los necios de la aflicción y el buen juicio a los sanos.
Debemos rehuir la amistad de los malos y la enemistad de los buenos.
Si quieres ser bueno, cree primero que eres malo.
Lo importante no es lo que se come, sino cómo se come.
Una conducta desordenada se parece a un torrente invernal en lo violenta, turbulenta, impetuosa y de corta duración.
El hombre cuerdo espera de los malvados recibir mucho más daño que el que recibe.
De ignorante y brutal es culpar a otros de las propias miserias. Aquel que a sí mismo se culpa de su infortunio, comienza a entrar en el camino de la sabiduría; pero el que ni se acusa a sí ni a los demás es perfectamente sabio.
Ni las victorias de los juegos olímpicos ni las de los campos de batalla dan al hombre la felicidad. Sólo puede decirse feliz aquel que a sí mismo se ha vencido.
De ignorante y brutal es culpar a otros de las propias miserias. Aquel que a sí mismo se culpa de su infortunio, comienza a entrar en el camino de la sabiduría; pero el que ni se acusa a sí ni a los demás es perfectamente sabio.