No existe prosperidad sin temores y disgustos; la adversidad tampoco existe sin conformismo y esperanzas.
La prosperidad es la bendición del Antiguo Testamento; la adversidad es la bendición del Nuevo.
No hay soledad más triste y afligida que la de un hombre sin amigos, sin los cuales el mundo es un desierto; el que es incapaz de amistad, más tiene de bestia que de hombre.
Hablando con propiedad, la antigüedad de los tiempos es la juventud del mundo. Ésta nuestra época es el tiempo antiguo y viejo, en que el mundo es antiguo.
El aplauso del pueblo vulgar es generalmente falso y sigue más bien a los hombres vanos que a las personas virtuosas.
Una pequeña filosofía inclina a los hombre al ateísmo pero una honda filosofía los acerca a la religión.
Dios no forjó milagros para convencer a los ateos, porque sus obras ordinarias lo demuestran.
La belleza es como la fruta temprana, fácil de corromperse y de poca duración.
Poca filosofía aparta la religión, mucha filosofía lleva a ella.