La obstinación es más hija de la voluntad que de la ignorancia.
La pobreza espiritual produce la obstinación. No creemos fácilmente en lo que está más allá de lo que alcanzamos a ver.
Una pasión inspirada por el odio es lo que más se parece a una pasión inspirada por el amor.
Las pasiones son los únicos oradores capaces de persuadir siempre.
Si no fuésemos orgullosos no nos dolería el orgullo de los demás.
El orgullo que tanto alienta nuestra vanidad, no sirve a menudo para moldearla.
Muchas veces la pasión hace al hombre más cuerdo, y cuerdo al más necio.
Las almas grandes no son aquellas que tienen menos pasiones o más virtudes que las almas corrientes, sino aquellas animadas por los más altos designios.
A menudo nos avergonzarían nuestras grandes acciones si el mundo se diera cuenta de los motivos que las produjeron.