Más fácilmente resistimos a nuestras pasiones por su debilidad que por nuestra fuerza.
Perdonamos fácilmente a nuestros amigos los defectos que en nada nos afectan.
Tenemos más pereza en el espíritu que en el cuerpo.
Hay personas a quienes sientan bien los defectos, y otras que resultan insoportables con sus buenas cualidades.
La prudencia no será nunca bien elogiada; sin embargo, no es capaz de prevenirnos contra el menor suceso.
Tanto me apasiono por la razón, que yo mismo me vuelvo poco razonable.
Si resistimos a nuestras pasiones, es más por debilidad de ellas que por la fuerza nuestra.
Es una gran estupidez querer ser exclusivamente sabio.
Lo mejor para ser engañado es considerarse más listo que los demás.