Para el reposo de la conciencia, la solución de los problemas teóricos no es necesaria.
¡No se debe ser cobarde ante los propios actos! ¡No se les debe desestimar a posteriori! El remordimiento es indecente.
Cuando el hombre se pone a reír a carcajadas, supera a todos los animales en vulgaridad.
El hombre sufre tan pavorosamente en el mundo, que se ha visto obligado a inventar la risa.
Hay muchas cosas que no quiero saber. La sabiduría marca límites hasta al conocimiento.
El saber purifica el cuerpo; el que busca la ciencia se eleva; todos los instintos de quien sabe purifican y el alma de que se eleva, se regocija. Es mejor no saber nada que saber mucho a medias.
La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con que jugaba cuando era niño.
¡De todo queremos ser responsables! ¡Sólo de nuestros sueños no! ¡Qué miserable debilidad y qué falta de lógica! ¡Nada es más nuestro que nuestros sueños!
La verdad es aquella clase de error sin el que no puede vivir un ser viviente de una determinada especie. El valor para la vida es lo que decide, en último término.