El conocimiento mata la acción, es preciso el espejismo de la ilusión.
El que está siempre profundamente ocupado, está por encima de toda indecisión.
Son pocos los que logran ser independientes. Ello es un privilegio de los fuertes. Quien intenta serlo, teniendo el mayor derecho a ello, pero sin considerarlo un deber, demuestra no sólo que es fuerte, sino temerario hasta el desenfreno.
La instrucción en los grandes Estados será, cuando más, mediocre, por la misma razón que en las grandes cocinas se hace todo medianamente.
La más alta inteligencia y el más apasionado corazón no pueden conciliarse en una persona.
El hombre superior se distingue del inferior por su intrepidez y su arrogancia en el dolor.
La objetividad y la justicia no tienen nada en común.
Siempre hay un poco de locura en el amor, pero siempre hay algo de razón en la locura.
Cuando la gratitud de muchos hacia uno solo se desnuda de todo pudor, empieza a nacer la gloria.