En todas las épocas de mi vida encontré en mi corazón una fuerza superior a todas las desgracias y miserias.
Cometer errores graves en la juventud es como desgarrar el vestido que va a usarse toda la vida.
Sólo se estima al hombre que se estima a sí mismo; sólo se respeta al hombre que se respeta a sí mismo.
Los hombres de gran carácter confiesan sus faltas a sí mismos y ellos mismos las castigan.
Para ser querido, tanto de la familia como de los extraños, es preciso triunfar.
Podemos amar sin ser felices y no amar, pero amar y ser felices es un prodigio.
Una muchacha no puede encontrar nunca la felicidad de una vida novelesca, extraña a las ideas y a la educación recibida y lejos de su madre.
El goce de la felicidad empequeñecerá siempre a la felicidad misma.
No te dejes deslumbrar por nada y desconfía de todo, principalmente de lo que más te guste.