Un rostro hermoso es el más hermoso de los espectáculos, y la suave de las armonías es el sonido de la voz de la amada.
No soportar los malos caracteres de que está lleno el mundo, significa mal carácter; en el comercio, hay que manejar monedas de oro y de cobre.
El dar de mala gana es grosería. Nada cuesta añadir una sonrisa.
Si observáis con atención a las personas que no pueden alabar, que siempre censuran, que nunca están contentas con nadie, reconoceréis que son las mismas que quienes nadie está contento.
La coqueta olvida que la edad está escrita en su rostro.
Los delitos que tienen éxito son tan alabados como la misma virtud.
Sólo existe para el hombre una verdadera desdicha: incurrir en falta y tener motivo de censura contra sí mismo.
Las causas más deseadas no se examinan y si se examinan, nunca será en el tiempo y en las circunstancias en que nos hubieran causado placer.
La modestia es el respeto al mérito lo que las sombras son en relación con las figuras de un cuadro: le da fuerza y relieve.