Todo el que se sienta capaz de hacer una buena obra, no debe esperar a que lo llamen no hacer caso de que lo rechacen; debe ser como el tábano, que ahuyentándolo por un lado, vuelve por el otro.
Lo mejor que le debemos a la historia es el entusiasmo que inspira.
El hombre más feliz es el que encuentra paz en su hogar.
No conocemos a los hombres cuando vienen a vernos; tenemos que visitarlos a ellos para averiguar cómo son.
Un arco iris que dure un cuarto de hora deja de ser visible.
Quien le teme a la idea, acaba por perder también el concepto.
Quien no conoce las lenguas extranjeras, nada sabe de la suya propia.
Nada hay más espantoso que una ignorancia activa.
Se tiende a poner palabras allí donde faltan ideas.