Un noble ejemplo hace fácil la acción difícil.
No es prudente poner gran confianza en palabras pronunciadas en momentos de emoción.
Nadie hablaría mucho en sociedad si se diera cuenta de cuán a menudo entiende mal a los demás.
Señores míos: yo acostumbro comparar el entusiasmo con las ostras, que cuando no se comen bien bien frescas constituyen indudablemente un plato desagradable.
El odio es un descontento activo, la envidia, uno pasivo. Por eso no debe extrañarnos que la envidia se convierta rápidamente en odio.
La época en que mejor se ama es aquélla en que se piensa todavía que se es el único amante y que nadie que ha amado amará tanto como uno.
Muchos hombres no se equivocan jamás porque nunca se proponen nada razonable.
Es mucho más fácil detectar el error que descubrir la verdad: el primero se halla en la superficie y no cuesta demasiado dar con él; la segunda reposa en las profundidades y explorarla no está al alcance de cualquiera.
Señores míos: yo acostumbro comparar el entusiasmo con las ostras, que cuando no se comen bien bien frescas constituyen indudablemente un plato desagradable.