Muchas veces deseamos cosas nocivas y no podemos discernir hasta qué punto son perniciosas, porque la pasión enturbia el juicio.
Te diré una cosa para que juzgues nuestras costumbres: apenas encontrarás uno que pueda vivir con la puerta abierta.
No existe cosa alguna que no pueda ser vencida por una labor asidua y por un cuidado diligente y atento.
Largamente podemos acusar, pero no podemos cambiar el destino, ni con denuestos, lágrimas ni razones; así, es mejor abstenerse de lamentos inútiles.
No es preciso tener muchos libros, sino tener los buenos.
Mucha es la ligereza humana que cada día echa los cimientos de una nueva vida y concibe nuevas esperanzas aun a las puertas de la muerte.
El peor desastre de la maldad es que hay que perseverar en ella, porque los crímenes sólo pueden defenderse con otros crímenes.
Igual virtud es moderarse en el gozo que moderarse en el dolor.
Es admirable, aun en el naufragio, aquél a quien el mar amotinado engulló asido al timón con todas sus fuerzas.