Natural es que nos causen mayor admiración las cosas nuevas que las grandes.
El ocio sin los estudios es la muerte y la sepultura del hombre vivo.
Es a menudo más conveniente disimular una ofensa que vengarla.
Procuremos olvidar lo que traído a la memoria nos entristece.
Es preciso mantenerse atento y vigilante para aprovechar la ocasión.
¡Qué locos los hombres de hoy! Dirigen a Dios plegarias vergonzosas: por eso las hacen en voz baja.
Son las palabras el semblante del ánimo; por ellas se ve si el juicio es entero o quebrado.
Importa distinguir entre el que no quiere pecar y el que no sabe.
La verdadera medida de la riqueza es el no estar demasiado cerca ni demasiado lejos de la pobreza.