Ya lo decía un viejo proverbio chino: donde el gladiador ha de tomar decisiones es en la arena.
No existe delito que no tenga precedente.
Nadie incurre en delito empujado por el destino.
En ciertas cosas vale más ser engañado que desconfiar.
Los deseos de nuestra vida forman una cadena cuyos eslabones son las esperanzas.
Saquemos el valor de nuestra misma desesperación.
En la tormenta es cuando se conoce al buen piloto.
Con el fuego se prueba el oro; con las desgracias, los grandes corazones.
El trabajo es el alimento de las almas nobles.