No hemos nacido solamente para nosotros.
Todo lo que se forma con las leyes naturales debe contarse entre las cosas buenas.
Sin la esperanza de la inmortalidad, nadie afrontaría la muerte por su patria.
Preferiría una paz injusta a la más justa de las guerras.
Considera en cada placer no cómo comienza sino cómo termina.
La extrema rectitud es la mayor injusticia.
De la misma manera que la fuera del espíritu supera a la del cuerpo, los sufrimientos espirituales son más intensos que los corporales.
La templanza es un gran capital.
La utilidad y la bajeza no pueden existir en una misma persona o cosa.