Quiero más forjar mi alma, que amueblarla.
¿Quién miró jamás lo antiguo que no alabara el tiempo pasado y abominara del presente?
La confianza en la bondad ajena es testimonio no pequeño de la propia bondad.
Cobardía: madre de la crueldad.
La conciencia hace que nos descubramos, que nos acusemos a nosotros mismos, y a falta de testigos, declarar contra nosotros.
El silencio y la modestia son cualidades muy estimadas en la conversación.
Sabemos que la cordura tiene sus excesos y que al igual que la locura, de vez en cuando hay que reprimirla.
La cobardía es madre de la crueldad.
Si habéis vivido un día habéis visto todo lo que hay que ver: un día exactamente igual que todos los demás.