Treinta frailes y su prior no pueden hacer que un asno rebuzne, si no quiere.
Dejad el cuidado al tiempo, que es el gran maestro de dar y hallar remedio a los casos desesperados.
Cuando los trabajos pesados se cuentan en prosperidades presentes, suele ser mayor el gusto que se recibe en contarlos, que el pesar que se recibió en sufrirlos.
La valentía que no se funda sobre la base de la prudencia se llama temeridad, y las hazañas del temerario más se atribuyen a la buena fortuna que a su ánimo.
El valor reside en el término medio entre la cobardía y la temeridad.
Para los vencidos, el bien se vuelve en mal y el mal en peor.
A buscar ventura, que la halle el que se muda.
Las grandes venturas que viendo de improvisto, siempre traen consigo alguna sospecha.
Ligeras horas del ligero tiempo, para mí, perezosas y cansadas.