En las desdichas, siempre deja la ventura una puerta abierta para dar remedio a ellas.
Cada uno es artífice de su ventura.
Si a los oídos de los príncipes llegase la verdad desnuda, sin los vestidos de la lisonja otros siglos correrían.
Si quieres que tus negocios en feliz punto paren, lleva, y esto te aconsejo, siempre la verdad delante.
El andar tierras y comunicarse con diversa gente hace a los hombres discretos.
Demasiado vino ni guarda secreto ni cumple palabra.
No pueden las tinieblas de la malicia ni de la ignorancia encubrir y oscurecer la luz del valor y de la virtud.
Todo aquel que no sabe, aunque sea señor y príncipe, puede y debe entrar en el número del vulgo.
El gozo le reventaba por las cinchas del caballo.