No hay ningún camino que no se acabe, como no se le opongan la pereza y la ociosidad.
Puede haber amor sin celos, pero no sin temores.
¿Y quién aumenta mis duelos? ¡Los celos!
Siempre son destinadas las venganzas de los celos.
Ninguna ciencia, en cuanto a ciencia, engaña; el engaño está en quien no la sabe.
Cuanto más se escudriñan las faltas de un impreso, tanto mayor es la fama del que lo compuso.
Siempre deja la ventura una puerta abierta en las desdichas para remediarlas.
No desees y serás el hombre más rico del mundo.
¡A buscar ventura, que la halla el que se muda!