Cuando uno ha sido buen amigo, encuentra buenas amistades aun a pesar suyo.
Todos ven lo que tú aparentas; pocos advierten lo que eres.
De la misma manera que se necesitan las leyes para conservar las buenas costumbres, éstas son para el mantenimiento de las leyes.
La firme decisión demuestra que la fortuna no tiene ningún poder sobre ella.
Donde hay buena disciplina, hay orden y rara vez falta la buena fortuna.
El ejército debe estar en ejercicio constante para que los soldados no tengan tiempo de pensar en cosas que los hagan sediciosos e inútiles.
Los hombres buenos que no tienen la guerra por oficio, cuando su ambición de vencer está satisfecha, desean volver a su casa y dedicarse a sus habituales ocupaciones.
Las armas se deben conservar para el último lugar, donde y cuando los otros remedios no basten.
Un príncipe encuentra siempre argumentos para disculparse del incumplimiento de su fe jurada.