Veinte años de ilusión convierten a una mujer en una ruina; pero veinte años de matrimonio la transforman en algo así como un edificio público.
Cuando un hombre se casa por segunda vez, es porque adoraba a su primera mujer.
El único equilibrio del matrimonio es que proporciona iguales decepciones tanto al marido como a la mujer.
La felicidad de un hombre casado depende de la persona con quien se ha casado.
La moda es aquello merced a lo cual lo fantástico se convierte por un momento en universal.
El hombre que moraliza es casi siempre un hipócrita; la mujer moralizadora es invariablemente fea. Nada sienta peor a una mujer que una conciencia demasiado rígida. Afortunadamente la mayoría de ellas comparte esa convicción.
El medio mejor para hacer buenos a los niños, es hacerlos felices.
Entre tanto algunos hombres viven la novela que no han podido escribir, otros escriben la novela que no han podido vivir.
Nuca viajo sin mi diario. Uno debe tener algo sensacional para leer en el tren.