No conozco insignia tan propia de una mente soberana, como la tenacidad de propósito que invariablemente sigue su camino hasta llegar al fin.
Ningún hombre debería viajar sin haber aprendido el idioma del país que va a visitar, de otro modo se convierte voluntariamente en un grado de bebé, tan incapaz y ridículo.
Ningún miembro de una tripulación es alabado por la vigorosa individualidad de su remada.
Todo hombre es sincero a solas; en cuanto aparece una segunda persona empieza la hipocresía.