No digas nunca ¡Si supiera!; porque si supieras, ¿qué harías? Actúa de una vez como lo harías en tal caso y así te sentirás siempre seguro.
Cierra la puerta de tu casa y estarás en paz.
La buena conciencia puede sufrir mucho y siempre estará alegre en las adversidades; la mala, estará temerosa e inquieta.
No hay que poner mucha confianza en el hombre frágil y moral, aunque sea útil y bien querido, ni has de tomar mucha pena si alguna vez te fuese contrario o no te atiende.
La vieja costumbre con dificultad se deja.
La costumbre con la costumbre se vence.
¿Por qué postergar vuestros proyectos? Comenzad ahora mismo y decid: he aquí el momento preciso.
De gana queremos hacer a los otros perfectos y no enmendamos nuestros defectos propios; queremos que los otros sean corregidos, pero nosotros no nos corregimos.
Breve es la gloria que se da y se recibe de los hombres; la gloria del mundo siempre va acompañada de tristeza.