Cuando un niño nos mira, se siente que Dios nos sondea.
¡Que jamás vea, Señor, el verano sin rojas flores, la jaula sin pájaros, la colmena sin abejas y la casa sin niños!
Las mujeres juegan con su belleza como los niños con un cuchillo. Y se lastiman.
¡Llora! Que el llanto tiene enseñanzas. ¡Llora! Que el llanto guarda esperanzas y que son ¡perfumes del corazón!
La que quiera ser virtuosa no debe tener piedad de sus manos.
Dios dispuso que Eva se alzase en nuestro áspero camino, hizo para el amor la caricia, y para la caricia, la mano.
El amor abre paréntesis, el matrimonio, lo cierra.
Donde hay más que astucia, forzosamente hay mezquindad; astucia equivale a mediocridad.
A los hombres que son bastante insensatos para decir: La humanidad no marchará, responde Dios con la tierra que tiembla.