Los amigos nos abandonarán con demasiada facilidad, pero nuestros enemigos son implacables.
Entre las pasiones, el amor es la más fuerte, porque ataca a la vez la cabeza, el cuerpo y el corazón.
Le hubiera podido servir mejor si le hubiese amado menos.
Los demás sentimientos se mezclan con el amor como los metales se amalgaman con el oro; la amistad y el aprecio lo favorecen y la belleza del cuerpo y del espíritu le añaden nuevos atractivos.
El amor propio es un instrumento de nuestra conservación. Se asemeja al mecanismo de la reproducción del género humano; es necesario, nos causa placer y debemos ocultarlo.
Cualquiera se ofusca y el menos imprudente es el que se arrepiente primero.
Todos marchamos descarriados; pero el más prudente es aquél cuyo arrepentimiento es más pronto.
El éxito fue siempre hijo de la audacia.
Los sistemas ejercitan el entendimiento, pero la fe lo ilumina y lo guía.