La gran creadora de la verdad es la mentira.
Que no hay tan diestra mentira que no se venga a saber.
La moderación es el tesoro del prudente.
Es un gran peso sobrellevar un nombre famoso.
La única manera de conminar a los hombres a que hablen bien de nosotros es obrar bien.
—¿Qué es eso de optimismo? —decía Cacambo—. —¡Ay! —exclamó Cándido—, es el prurito de sostener que se está bien cuando todo está mal.
El orgullo de los mediocres consiste en hablar siempre de sí mismos; el orgullo de los grandes hombres es de no hablar nunca de ellos.
Es el peligro menos esperado el que más aprisa llega.
Mal obedecen los labios cuando el corazón murmura.