La desesperación es ya en sí una especie de suicidio.
En cuanto al hombre abandona la envidia, empieza a prepararse para entrar en el camino de la dicha.
La condición esencial para ser oportunista, es tener una absoluta confianza en sí mismo.
Aunque no sea más que por el mísero afán de descansar, debéis trabajar.
La desesperación es ya en sí una especie de suicidio.