¡Y pensar que con el sueño damos fin al pesar del corazón y los mil naturales conflictos que construyen la herencia de la carne!
Un fuego se consume con la llama de otro fuego; un sufrimiento se aminora con el sentimiento de otro dolor.
Más os valdría un mal epitafio para después de muerto, que sus maliciosos epítetos durante vuestra vida.
Que la acción corresponda a la palabra y la palabra a la acción, poniendo un especial cuidado en no traspasar los límites de la sencillez de la Naturaleza.
Dejemos esclarecer por el tiempo las dudas. La fortuna conduce al puerto muchos barcos sin piloto.
La fortuna no puede recompensarnos mejor que permitiéndonos morir tranquilos.
Los vicios de los hombres se graban en bronce, y sus virtudes en el agua.
Los dioses son justos y emplean nuestros vicios deleitosos como instrumentos para castigarnos.
Deseamos ver multiplicarse las más bellas criaturas, para que la rosa de la belleza no pueda nunca perecer.