Presentar ante mis ojos a un lado el amor y al otro la muerte y los miraré con diferencia, pues amo el nombre de la gloria más que temo a la muerte.
La gloria es parecida a un círculo hecho en el agua, que no cesa de agrandarse hasta que desaparece a fuerza de extenderse.
Azucenas que pudren, peor que cizaña que hiede.
Con la sonrisa inmóvil en los labios se puede ser un vil.
No hay legado más valioso que la honradez.
Tal como va el mundo, ser honrado es ser elegido entre diez mil.
No hay oscuridad, sólo ignorancia.
La ignorancia es la maldición de Dios; el saber, es el ala que nos presta para volar al cielo.
Mendigo como soy, también soy pobre en agradecimientos.