La adversidad tiene el don de despertar talentos en la prosperidad hubiesen permanecido durmiendo.
No hay adversidad que pueda derribar a aquel que la prosperidad no ha logrado engañar.
La adversidad recuerda a los hombres la religión.
No hay mejor educación que la de la adversidad.
Si en medio de adversidades persevera el corazón con gozo y con paz, eso es amor.
La prosperidad es la bendición del Antiguo Testamento; la adversidad es la bendición del Nuevo.
No se debe ceder a los insultos del adverso destino; la adversidad insoportable no dura y a la tolerable se la vence.
Si en los días de la adversidad te muestras débil, fuerza sólo será tu propia debilidad.
Cuán sabios, comedidos y apacibles nos hace la escuela de la adversidad. Es una terrible prueba, pero una vez superada resulta útil para todo el resto de la vida.