Tan inapreciable tesoro es un amigo fiel, que nunca debemos ponerlo al servicio ajeno.
La amistad, como el diluvio universal, es un fenómeno del que todo el mundo habla, pero que nadie ha visto con sus ojos.
La amistad que no exige nada ni se queja nunca es casi siempre una amistad débil.
Las amistades son como los matrimonios: de cada diez hace uno por amor.
Mucha amistad es simulación; mucho amor es locura.
¿Por qué el hombre no puede atravesar con su mirada todos los velos que nos ocultan los repliegues secretos del corazón humano, verlo tal cual es, volver a cerrarlo y poder después elegir a su amigo?
La amistad es un comercio desinteresado entre semejantes.