Donde hay amor no hay señor, que todo lo iguala amor.
La amistad debe ser infinitamente más tolerante que el amor.
Enamorarse no es amar. Puede uno enamorarse y odiar.
El amor ante todo y sobre todo, es dador de placer. Entonces, ¿no es aberrante sujetarlo a la desdicha del avergonzamiento y el miedo?