La caridad comienza por nosotros mismos, y la mayoría de las veces acaba donde comienza.
Quien da a los pobres, presta a Dios.
La caridad es el medio de entretener la pobreza, de fomentarla, de perpetuarla.
Si das pescado a un hombre hambriento, le nutres durante una jornada. Si le enseñas a pescar le nutrirás toda su vida.
La caridad es un deber; la elección de la forma, un derecho.
Lo que sobra a los ricos es patrimonio de los pobres.
Ningún placer es superior al placer de dar.
La verdadera devoción es la caridad; sin ella, cuanto se haga para salvarse es inútil.
El dar de mala gana es grosería. Nada cuesta añadir una sonrisa.