Si estás solo, serás absolutamente dueño de ti mismo, y si estás acompañado de un solo camarada, serás dueño a medias, y tanto menos cuanto mayor sea la indiscreción de su trato.
Hablando con gran franqueza es como se evita la compañía de los hombres ruines.
Hacer compañía consiste en añadir algo a la vida de los demás, y hacer que ellos se sientan cómodos con ello.
Las malas compañías son como los perros, más ensucian a los que más aman.
La soledad es necesaria para la imaginación como la compañía es necesaria para el carácter.
Los hombres que saben las mismas cosas, no se harán compañía por mucho tiempo.
La más ruin compañía te hará sentir que eres hombre entre los hombres.
Jamás hallé compañía más sociable que la soledad.
Es preferible estar solo a frecuentar malas compañías, porque somos más propensos a copiar los vicios de los demás que sus virtudes, de la misma manera que la enfermedad es más contagiosa que la salud.