No hay guerrero, por mejor armado que esté, al que no pueda encontrársele el lado flaco.
El veneno que mata al débil es un reconstituyente para el fuerte y éste no le llama veneno.
Las personas débiles no son, generalmente, sinceras.
En el ser débil está la verdadera miseria.
Nada es más imperioso que la debilidad cuando se siente apoyada por la fuerza.
El veneno que mata al débil es un reconstituyente para el fuerte y éste no le llama veneno.