Si te contritas por algo exterior, no es ello lo que te conturba sino el propio juicio formado.
Si en los instantes tristes de mi vida pudiese entrever siquiera la sonrisa de mi madre, estoy convencido de que no conocería la desgracia.
Ningún lazo une fuertemente dos corazones como la compañía en el dolor.
Nada puede hacerme daño excepto yo mismo, el mal que me agobia lo llevo conmigo y jamás sufro realmente, si no es por mi culpa.
Generalmente nos lamentamos demasiado, y es que sufrimos pataleando y, en cambio, gozamos en silencio.
El sufrimiento es siempre lóbrego y triste, tiene el carácter de lo infinito.
El anhelo, el verdadero cuerpo del amor es doloroso, pero justamente este dolor consiste en lo bienaventurado del amor.
Pensad en todos los males posibles a los que afortunadamente no estáis sujetos.
Pensad en todos los males posibles a los que afortunadamente no estáis sujetos.