No perdones a tus hijos, servidores y amigos la primera falta grave si no quieres ser víctima de la última.
Observando las faltas de un hombre, llegamos a conocer sus virtudes.
Olvidamos nuestras faltas con mucha facilidad cuando sólo las conocemos nosotros mismos.
En cometer una falta, no veo que yo haya podido cometerla de igual modo.
Si la gente incurriera en faltas no sentiría tanto placer en señalar las ajenas.
El hipócrita contesta siempre con hermosas apariencias las faltas que ha cometido.
A través de todos los tiempos y en todos los países, es la mujer quien decide si se debe o no perdonar una falta.
No es tanto el estar exento de faltas lo que nos aprovecha, sino haber sabido vencerlas.
Las faltas grandes pueden parecer pequeñas en el hombre, pero en la mujer las pequeñas parecen grandes.