La filosofía es noble y erudito reposo, consuelo en las tribulaciones, útil y suave solaz en las vicisitudes de la vida.
El encanto de la filosofía estriba más que en el éxito problemático de la afirmación, en el esfuerzo desplegado al meditar.
La filosofía es algo humano y está lejos de ser mera teoría abstracta; es, además, una propedéutica de elevación, pues eleva al hombre a la realización de lo verdadero, lo bueno y lo bello.
La filosofía integra la ciencia y el arte en una intuición universal.
La filosofía debe ser una especie de ojos de la sociedad.
La historia de la filosofía occidental es, después de todo, poco más que una serie de notas a pie de página en la filosofía de Platón.
Cada cual tiene la filosofía de sus propias actitudes.
Las filosofías no son otra cosa que una coordinación de palabras.
La filosofía sólo admite un corto número de escritores veraces, y rehúsa como sospechosos los juicios de la multitud, a la que es preciso que disguste.