Siempre va unida a la gloria de los seres célebres algo de la miopía de los admiradores.
La gloria de los grandes hombres debe medirse siempre por los medios que han empleado para adquirirla.
La gloria llega demasiado tarde cuando sólo llega a reposar sobre nuestras cenizas.
Cuando se han realizado cosas grandes y se ha conseguido la gloria, es conveniente retirarse.
Cuando la gratitud de muchos hacia uno solo se desnuda de todo pudor, empieza a nacer la gloria.
La historia ha conocido tres Sócrates, cinco Platones, ocho Aristóteles, veinte Teodoros; pero pensad en cuántos no ha conocido. ¿Quién impide a mi palafrenero llamarse Pompeyo el Grande?
Si aspiras a la gloria, escucha un consejo: renuncia previamente al honor.
Morir es el destino común de los hombres. Pero morir con gloria es el privilegio del hombre virtuoso.
Los hombres que vivieron sin conquistar un renombre son los principales héroes es la lista sagrada de la gloria.