Que ningún ciudadano se imponga y perpetúe en el ejercicio del poder.
Los gobiernos civiles no deben tener religión.
Una forma de gobierno es hacer tantas leyes que nadie esté seguro de no ser colgado.
La corrupción no vive del ambiente, la difunde como peste el mal gobernante.
De nada sirven las leyes cuando se cela su observación y no se castiga a los delincuentes.
Que como la buena ley es superior a todos los hombres, las que dicte nuestro Congreso deberán ser tales que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia.
La moral es la fuerza llamada a gobernar al mundo en la vida moderna.
Las cuestiones abstractas de gobierno han causado en los Estados más males que las pasiones mismas de sus jefes ambiciosos.
Cada nación tiene el gobierno que merece.