Sé lento con la lengua y rápido con el ojo.
Todos los días aumento la lista de las cosas de las que no hablo nunca. El mayor filósofo es aquél cuya lista es más larga.
La primera virtud es la de frenar la lengua, y es casi un dios quien, teniendo razón, sabe callarse.
Una de las señales de medio ingenio es estar siempre contando alguna cosa.
Habla poquísimo de ti, poco de los otros, mucho de las cosas.
Para saber hablar es preciso saber escuchar.
Prefiero contraer el hábito de hablar tan prudentemente como se escribe, que escribir tan veloz como se habla.
Sólo hablan mucho los que hablan mal.
El que callar no puede, hablar no sabe.