No todas las sonrisas demuestran alegría, ni todas las lágrimas dolor.
Las lágrimas de una afligida hermosura vuelven en algodón los riscos, y los tigres en ovejas.
La risa y las lágrimas mueven las ruedas de la misma sensibilidad; en un caso la fuerza motriz es el aire y en otro el agua, eso es todo.
Nunca debemos avergonzarnos de nuestras lágrimas.
Quien no ha vertido lágrimas en la soledad no sabe cuáles son las lágrimas verdaderamente amargas.
Las lágrimas son la sangre del alma.
No sé yo que haya en el mundo palabras tan eficaces ni oradores tan elocuentes como las lágrimas.
¡Oh, padre, qué infierno de brujería se esconde en la pequeña órbita de una sola lágrima!
Una lágrima fue concedida a la alegría y otra lágrima a la desventura: la primera refresca y la otra arde como lava.