A los que hemos estudiado en los libros nos queda para siempre una fiera amargura y una tristeza soberbia.
Ciertos libros parecen escritos no para que se aprenda en ellos, sino para que se sepa que el autor sabía algo.
Las obras que un actor realiza con placer son generalmente las mejores, así como los hijos del amor son los más hermosos.
Los libros son abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra.
El culto a los libros constituye el mejor preludio para conocer a los hombres.
Lo que proporciona éxito a muchas obras, es la relación que se encuentra entre la mediocridad de las ideas del autor y la mediocridad de las ideas del público.
Hasta que no haya leído un hombre todos los libros antiguos no hay razón para preferir los nuevos.
Un hogar sin libros es como un cuerpo sin alma.
Tales obras son como espejos: si se mira un mono es imposible que se refleje un apóstol.