El novelista está formado por un observador y un experimentador.
La complejidad de la narración incrementa su disfrute.
Sabe demasiado para ser novelista.
Si un hombre cualquiera, incluso vulgar, supiera narrar su propia vida, escribiría una de las más grandes novelas que jamás se hayan escrito.
Las grandes novelas son purificadoras porque en ellas se libera el ánimo de la ilusión de cada felicidad individual.
En los momentos que vive el mundo, la novela policial ya es una novela de costumbres.
La novela es un intento de exploración en el corazón humano a partir de una idea que es casi siempre la misma contada con diferente entorno.
Entre tanto algunos hombres viven la novela que no han podido escribir, otros escriben la novela que no han podido vivir.
Las grandes novelas son purificadoras porque en ellas se libera el ánimo de la ilusión de cada felicidad individual.