No es que el poeta busque la soledad, es que la encuentra.
Los pésimos poetas tienen una ventaja sobre los buenos. Un buen poeta no es reducible a recetas, ni imitable. En cambio, el pésimo, ah, es un paraíso pedagógico.
El amor y la muerte, gemelos adversarios, han sido constante asunto de los poetas desde el origen de la civilización.
Dices que eres poeta porque no tienes el pudor necesario del silencio.
Un poeta puede tener una ideología, pero no significa que tenga autorización para llenar sus versos con frases de discursos.
Enamorado del silencio, el poeta no tiene más remedio que hablar.
El poeta lírico debe ser juzgado en el conjunto de su obra, porque ésta es esencialmente compleja como la vida misma.
El primer verso lo facilitan los dioses, los demás los hace el poeta.
¡Quién no escucha los cánticos divinos del poeta, / es como el que desoye las voces del Señor!